¿Qué es la Artrosis?
Las articulaciones son estructuras anatómicas formadas por la unión de dos o más huesos, gracias a las cuales es posible realizar movimientos mecánicos, soportar el peso corporal, proporcionar elasticidad y permitir el crecimiento. Algunos de sus componentes estructurales son la Cavidad Articular, el Cartílago Articular, la Cápsula Articular, el Líquido Sinovial, los Ligamentos y los Discos Articulares, entre otros, dependiendo de su clasificación funcional y morfológica.
La Artrosis, también conocida como Osteoartritis y Artropatía Degenerativa, se trata de una artropatía crónica, no inflamatoria, cacacterizada principalmente por alteraciones destructivas del cartílago y del fibrocartílago, debidas a una reacción osteofítica de los rebordes articulares, y por la formación de cavidades fibroquísticas en las epífisis. Es decir, se produce una degeneración cartilaginosa acompañada por neoformación ósea y de tejidos blandos intra y periarticular.
Actualmente no existe ningún tratamiento curativo para la artrosis, sin embargo, disponemos de una serie de medidas terapéuticas destinadas a combatir los síntomas y enlentecer el curso de la enfermedad. De este modo, los pacientes logran un importante alivio del dolor, lo cual les permite llevar una vida prácticamente normal. Es fundamental llegar a un Diagnóstico precoz, pues cuanto antes se instaure el tratamiento, más efectivo resultará, y mejores serán los resultados obtenidos.
Tratamiento no Farmacológico
La primera línea de actuación consiste en promocionar las medidas preventivas enumeradas previamente. Es fundamental la adopción de unos hábitos de vida saludables basados en:
• Dieta equilibrada: Que asegure el aporte nutricional correcto, sin excesos ni carencias.
• Mantener un peso corporal saludable. En casos de sobrepeso u obesidad, adherirse a un plan alimenticio hipocalórico para alcanzar el peso corporal deseable.
• Educación higiénico-postural: Eliminar las posturas inadecuadas con el fin de evitar sobrecargas articulares innecesarias y tensiones musculares que pueden derivar en daño articular.
• Actividad física regular: Se recomienda una actividad aeróbica y de bajo impacto. El programa físico debe ser constante y mantenerse en el tiempo debido a la importancia que tiene la fortaleza muscular a la hora de preservar la estabilidad articular.
• Programa de Fisioterapia: Se deberán realizar ejercicios específicos destinados a conservar la movilidad articular así como su estabilidad, a través de la ejercitación de la musculatura accesoria. Para ello el fisioterapeuta responsable realizará un programa de rehabilitación específico y adaptado a las necesidades de cada uno de sus pacientes